viernes, 19 de octubre de 2012

Cabalgando sobre la cuarta ola


Me imagino que al igual que yo también estaréis aburridos de escuchar todos los días malas noticias sobre economía. Hace cinco años que estalló la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos y desde entonces no hay un día que no empiecen las noticas sobre quiebra de empresas, primas de riesgo, rescates bancarios, desahucios hipotecarios, intereses de la deuda, índices de pobreza, etecé. Gran parte de nuestras conversaciones diarias tratan sobre la última noticia catastrófica o la última previsión del economista/oportunista de moda. Como decía el escritor y periodista Douglas Adamsnada viaja a mayor velocidad que la luz, con la posible excepción de las malas noticias, las cuales obedecen a sus propias leyes‘.  Y la verdad es que cuesta ser optimista en estos tiempos. Parece que los acontecimientos están empeñados en dar la razón una y otra vez a los agoreros. Por eso cuando uno se encuentra con planteamientos tan optimistas y desafiantes como los de Michio Kaku, aunque suene a tópico, se reciben como agua de mayo.


Michio Kaku es un prestigioso físico estadounidense especializado en la teoría de cuerdas también conocido en todo el mundo por su labor como divulgador científico y prospectivista. Seguramente lo habréis visto en algún programa del Discovery Channel o el canal Historia. Hace unos días se publicó en Business Spectator un artículo muy interesante donde Kaku hablaba de la llegada de ‘la cuarta ola’, y cómo la revolución que trae consigo acabará produciendo la remodelación del capitalismo actual a través de la tecnología que llevará a una nueva era de crecimiento económico.





El concepto de ‘cuarta ola’ deriva de la ‘tercera ola’, concepto que introdujo el escritor y futurista Alvin Toffler hace ya más de dos décadas. Toffler consideraba que tres grandes olas habían transformado la humanidad: la revolución agrícola, la revolución industrial y la revolución postindustrial, basada en la sociedad del conocimiento, que es la que estamos viviendo en estos momentos. Pues bien, para Kaku la ‘cuarta ola’ ya está en marcha. La tecnología estaría a punto de sufrir una tremenda transformación a través de los avances en nanotecnología y física cuántica, que daría lugar a nuevas formas de energía, telecomunicaciones y biotecnología. Imaginemos las consecuencias que tendrá, por ejemplo, la fabricación de órganos en laboratorio, o bien revertir el envejecimiento celular, procesos ambos en los que ya se está trabajando. Cómo cambiará nuestra esperanza de vida. Y qué decir de las telecomunicaciones. Es en este campo donde poner mayor énfasis el futurista. Pensemos que la mayor difusión de la información a través de la tecnología reducirá la asimetría informativa (ya hablamos de este concepto anteriormente en el blog) y establecerá una correlación exacta entre oferta y demanda, creando así lo que Kaku llama un 'capitalismo perfecto'.

Dice en el artículo: El capitalismo se basa en la competencia. Sin embargo es imperfecto en el sentido de que el consumidor no sabe cuánto cuestan realmente las cosas y el productor no sabe realmente qué quiere el consumidor. Ahí es donde la tecnología está llegando, porque el consumidor ya puede saber todo sobre un producto.. Y el fabricante puede llegar a conocer los gustos del consumidor.

Según el futurista, estas nuevas tecnologías aumentarán la competencia, el consumidor recibirá un mejor servicio (pensemos que el cliente a través de las redes podrá participar en el diseño de aquello que desea comprar) y el fabricante (que podrá usar cada vez más el marketing dirigido al cliente gracias al conocimiento que tiene de éste) también podrá aumentar sus ganancias.

Pronostica por tanto que estamos a punto de vivir una nueva revolución económica basada en lo que considera el capitalismo perfecto. Algo que en estos momentos a todos se nos antoja muy difícil. Y suponiendo que los avances tecnológicos nos permitan eludir los límites de la sostenibilidad (crecer indefinidamente en un planeta finito), sabemos que no se logrará evitar la codicia. Y quién sabe, si tenemos en cuenta los ciclos económicos, quizás dentro de 80 años nuestros descendientes vuelvan a vivir una nueva crisis económica, entonces producida por la ‘cuarta ola’.
 
 
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